El arrepentimiento de los pecados
El arrepentimiento de los pecados
¿Qué sería de un vestido si se le acumulan las suciedades quedándose mucho tiempo sin lavarse? Así son los corazones cuando tienen pecados acumulados y les falta pedir perdón y arrepentirse. Entonces, ¿qué sería de este corazón? Ningún creyente carece de pecados, y no está condicionado a que sea infalible, sino que siempre se arrepienta y que sea piadoso. Un corazón que peca y no se arrepiente es igual al vestido que se ensucia y no se lava, así que quien quiere purificar su corazón, que se arrepienta, que pida perdón y que vuelva al Misericordioso Perdonador.
Cuando cometemos faltas es porque no estamos cumpliendo con nuestra función, y el perjuicio se vuelve sobre uno mismo; los pecados, por más numerosos que sean, no perjudican a Al-lah como tampoco los actos de obediencia lo benefician.
Los pecados son como una suciedad, el Mensajero, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, los denominó como una inmundicia; y si bien no vemos esta suciedad ni sentimos su feo olor, podemos ver el efecto de los pecados en el corazón. Dijo el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Cuando la persona comete una falta se le pone un punto negro en el corazón; si se arrepiente de lo que cometió, se purifica. Pero si persiste en la falta, su corazón se va oscureciendo cada vez más”.
Todos los seres humanos cometemos pecados, pero la diferencia está en que algunos nos arrepentimos rápidamente y pedimos perdón, mientras que otros, además de no arrepentirse, reinciden en el pecado y cometen otros.
Hermanos y hermanas, la puerta para pedir perdón está abierta para que se purifiquen los corazones. Al-lah nos exhorta a arrepentirnos y a pedirle perdón, dijo en el Corán, en la Sura “Los Tropeles”: {Diles [¡Oh, Muhammad!, a quienes transmitan Mi Mensaje, que Yo digo]: ¡Oh, siervos Míos! Vosotros que os habéis excedido [cometiendo pecados] en detrimento propio, no desesperéis de la misericordia de Al-lah; por cierto que Al-lah puede perdonar todos los pecados, porque Él es Absolvedor, Misericordioso.} [Corán 39:53]
Ciertamente que en los cielos está Al-lah que es perdonador e indulgente; estos son dos grandes nombres y atributos de Al-lah, que comprenden el perdón y la aceptación del arrepentimiento. Al-lah acepta el arrepentimiento de Su siervo y perdona sus faltas, dice en la Sura “El Relato”, refiriéndose a Moisés, que en una oportunidad había matado a una persona sin querer: {Dijo: ¡Señor mío! He sido injusto conmigo mismo, perdóname. Y [Al-lah] lo perdonó, porque ciertamente Él es Absolvedor, Misericordioso.} [Corán 28:16]
Esta noble aleya indica que sólo Él puede aceptar el arrepentimiento y perdonar las faltas; dice en el Sagrado Corán: {Sabed que Al-lah acepta el arrepentimiento [sincero] de Sus siervos y sus caridades [y les multiplica su recompensa por ellas]. Él es Indulgente, Misericordioso.} [Corán 9:104] Y dice en la Sura “La Prohibición”: {¡Creyentes! Arrepentíos ante Al-lah verdaderamente, así vuestro Señor expiará vuestras faltas…}[Corán 66:8] Dice también en la Sura “La Familia de Imram”: {…sepan que sólo Al-lah perdona los pecados.} [Corán 3:135]
Al Agar Bin Iasar Al Muzani, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “¡Gente! Arrepentíos ante Al-lah y pedidle perdón, por cierto que yo me arrepiento en el día cien veces”. [Muslim]
El arrepentimiento de todos los pecados es un deber para el creyente, los sabios opinan que si la persona se arrepiente de algunos pecados está bien y su arrepentimiento es correcto, pero siguen pesando sobre su cuello las faltas por las cuales no se ha arrepentido.
Algunos no se arrepienten de todas sus faltas, sino que clasifican los pecados, por ejemplo dicen: “¿En qué me perjudica mirar cosas prohibidas en revistas o películas? Yo no hago nada”, entonces no se arrepienten de estas cosas pero sí de otras. Esta actitud da pie para que los creyentes piensen que pueden elegir los pecados de los cuales arrepentirse, y debemos saber que no es así. Ibn Mas’ud, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “El creyente considera sus pecados como quien, sentado al pie de una montaña, teme que ésta caiga sobre él, aplastándolo. En cambio, el desvergonzado considera sus pecados como insectos que se posan sobre su nariz, gesticulando con sus manos para espantarlos”.
Los pecados, hermanos y hermanas, son faltas de las cuales debemos arrepentirnos. Anas, que Al-lah esté complacido con él, dijo a la gente: “Ustedes cometen actos que les parecen insignificantes, de la talla de un cabello. Nosotros, en época del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, esos mismos actos los considerábamos peligrosos”.
Por esta razón, debemos comprender el dicho del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, que dijo: “Eviten ignorar los pecados, pues ellos se acumularán sobre el hombre hasta destruirlo”.
Los eruditos han mencionado que los pecados nos inducen a perder el temor a Al-lah, conllevando así a pecar cada vez más con la excusa de que son pecados “menores”. Por esta razón es que el arrepentimiento de las faltas debe ser sincero e ir acompañado de ciertas condiciones para que sea un acto de sinceridad:
Primero: dejar de cometer el pecado en forma inmediata e intentar a toda costa no hacerlo de nuevo.
Segundo: lamentarse por lo sucedido y devolver los derechos a los damnificados o pedir ser disculpado por ellos.
Una de las señales que muestran que este acto ha sido verdadero es que la persona puede autocontrolarse y así respetar los límites de Al-lah. Dijo el Imam Al Haramain, que Al-lah lo tenga en Su misericordia: “Este autocontrol es un deber y está fuera del arrepentimiento, por que el arrepentido, cuando se lamenta y pone la intención de no volver al pecado, su arrepentimiento es correcto ante Al-lah. Su defensa es autocontrolarse ante el pecado”.
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